miércoles, 30 de septiembre de 2009

BOLETÍN VIRTUAL

EDITORIAL
EL DESPLAZAMIENTO
Las palabras se han quedado cortas para describir la situación en la que viven millones de personas víctimas del desplazamiento forzado en nuestro país.

Hemos llegado a una vergonzosa situación que de tanto repetirse año tras año, desde hace tantos años, pareciera que ha generado en el imaginario colectivo un efecto de normalización; como si el hecho en sí mismo no estuviera contenido de seres humanos que padecen el desarraigo y las pérdidas materiales e inmateriales a las que fueron sometidos, como si ver familias viviendo en la calle fuera parte de una cotidianidad sobre la cual no tuviéramos el poder de transformar.

EL DESPLAZAMIENTO EN EL MUNICIPIO DE FONSECA – LA GUAJIRA


Cuando se aborda el tema del desplazamiento forzado y de la pobreza en Colombia, las cifras oficiales y no oficiales nunca coinciden y, por lo general, tienen varios ceros a la derecha, de cientos, miles y millones de personas en situación de desplazamiento y en condiciones de pobreza. Esto, como se plantean tiene varios matices: pobreza como carencia o necesidades insatisfechas, pobreza como falta de desarrollo de las capacidades, y pobreza como exclusión de derechos. Así queda al descubierto que, entre otros aspectos, las condiciones de salud resultan afectadas.


Al escuchar estos datos, siempre escalofriantes, parece que se están convirtiendo en un indicador más de la situación en el país, con toda la implicación que esto tiene, de “insensibilización” sobre el tema. En cualquier espacio del país, quizás a unos cuantos metros de donde nos encontramos, hay niños, niñas, jóvenes, mujeres, hombres y ancianos con hambre, sin acceso al sistema educativo, de salud, de seguridad social, de trabajo, y ni hablar de vivienda, recreación o condiciones laborales dignas, entre otros derechos fundamentales, que constitucionalmente son considerados inalienables. Pues la realidad es que no todos los ciudadanos tienen acceso a los servicios, ni quienes los obtienen gozan de buena calidad, de la continuidad requerida para recuperar la salud y ser productivos.

CAUSAS DEL DESPLAZAMIENTO

La situación de pobreza en Fonseca obedece, entre otras causas, al crecimiento demográfico, la alta tasa de desempleo y el subempleo, a los exiguos ingresos percibidos por la mayoría de habitantes y a la mínima capacidad de ahorro; en general, la crisis económica que ha afectado a la población, ha repercutido directamente en el aumento de la pobreza, y sobre todo, a la perversa política de exclusión de gran parte de la población de la vida política y económica.


Esta es una situación cuyas consecuencias sociales vivimos a cada instante, en el semáforo, en la calle, en los buses con un sinnúmero de infantes, jóvenes, adultos y ancianos trabajando en la economía informal, cuyos ingresos no alcanzan para cubrir las necesidades básicas de salud, educación y vivienda. Por otra parte, también se presenta el crecimiento acelerado de cinturones de miseria que se ubican en la periferia de las ciudades, con viviendas construidas con materiales de desecho, que no cuentan con los servicios básicos y, por tanto, se ven obligados a acceder a éstos de manera ilegal. Dichas condiciones de insalubridad afectan el estado físico de las familias.

Estas circunstancias, además, influyen para que se presenten problemas en la dinámica familiar, ocasionados por el estrés y la angustia que llevan a problemas de salud mental como respuesta a la precaria situación económica, y que pueden generar casos de violencia intrafamiliar.

En el caso de las personas en situación de desplazamiento, en el municipio de Fonseca el panorama es también desolador. Familias que han tenido que dejar todo: su vivienda, tierra, trabajo, estudio, amigos, animales, en una palabra, su vida, pues por causa del conflicto armado, han salido literalmente huyendo para preservar su existencia y la de su grupo familiar, con los exiguos enseres que lograron cargar para iniciar su éxodo hacia otra zona, en muchos casos, ciudades desconocidas para ellos, cuya dinámica representa agresividad para su estilo de vida. Pero es allí donde deben iniciar de nuevo, con la sensación de vacío de haberlo perdido todo.
El desplazado ingresa a la ciudad hostil, que no ofrece empleo, ni garantías para sobrevivir, lo cual les impele a situarse en asentamientos ilegales, aumentando los cordones de miseria y, por ende, los problemas económicos y sociales que van implícitos en esta situación; las altas tasas de desempleo, por su parte, les impiden ubicarse laboralmente. Estas condiciones adversas afectan las condiciones de salud física, y se suman a las repercusiones psicológicas generadas por un cambio indeseado o forzoso.


Cualquiera de estas dos circunstancias, la pobreza y el desplazamiento forzado, pueden generar en las personas un grado de estrés muy elevado y, si aunamos a esto la falta de alimentación adecuada, las consecuencias son directas en detrimento de la salud mental y física de las personas. Ellos, al llegar a una zona inhóspita, no cuentan con el conocimiento de a dónde deben acercarse a solicitar servicios de salud y, cuando llegan a una institución de salud, se enteran de que por no poseer los documentos de afiliación al sistema de salud no pueden acceder al servicio, hasta que no cumplan con un trámite que los identifique como personas en situación de desplazamiento y les permita acceder a los servicios establecidos por el gobierno.


Es por eso que en estos sectores se reconocen problemas de salud claramente relacionados con las condiciones de vivienda, pues las convierte en hábitat ideal para la reproducción de vectores transmisores de enfermedades como el dengue, la malaria y la fiebre amarilla. La eliminación de excretas a campo abierto aumenta el riesgo de enfermedades de transmisión orofecal; el desbordamiento de las aguas negras propicia el desarrollo de enfermedades cutáneas, enfermedad diarreica aguda e infecciones respiratorias. Se ha visto además que la mayoría de las familias poseen animales domésticos, entre los cuales sobresalen los perros y las aves, que se mantienen sin los mínimos requisitos para la convivencia con humanos, lo cual aumenta el riesgo de transmisión y propagación de zoonosis.


También las condiciones de hacinamiento a las cuales son sometidos los habitantes de estos sectores constituyen un factor que predispone al desarrollo y transmisión de múltiples patologías, entre las cuales se destacan las enfermedades de tipo infeccioso; además, la falta de una adecuada iluminación intradomiciliaria condiciona la aparición de trastornos visuales refractivos. Se encuentra que la población estudiada presenta grandes problemas de salud, agravados por la alta prevalencia de factores de riesgo que los amenazan permanentemente.


Las poblaciones desplazadas y no desplazadas comparten condiciones ambientales y socioeconómicas que llevan a la existencia de pocas diferencias significativas en el diagnóstico del estado de salud entre ellas, pero existe un gran potencial para ejecutar programas de promoción de salud y prevención de la enfermedad en estas poblaciones.


BIBLIOGRAFIA

1 ÁLVAREZ MAYA María Eugenia, MARTÍNEZ HERRERA Horacio: El desafío de la pobreza. Siglo del Hombre Editores, 2001, Santafé de Bogotá.

2 ARANGO LONDOÑO, Gilberto. Estructura Económica Colombiana, Universidad Javeriana publicaciones, séptima edición, Bogotá, 1.993, página 40

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